Fuerza de voluntad en los niños ¿Se nace o se hace?

Del mismo modo, la fuerza de voluntad, al igual que todos sus beneficios, no solo acompaña a la persona desde que se desarrolla esta capacidad, sino que se va intensificando con los años llegando a influir de forma positiva en la salud mental y física de esta persona.

¿Cómo fortalecer la fuerza de voluntad de los niños?

En primer lugar, motivar es fundamental, dar un porqué cuando pedimos a alguien un esfuerzo es aliciente suficiente para convencerle, así quedó demostrado con el “experimento de la fotocopiadora”. La motivación no solo convence al niño de la necesidad de hacer algo, sino que empujado por su propio interés es capaz de actuar por su propio pie.

Por ello, junto a la motivación, de forma inseparable, está el establecimiento de metas. De una forma dinámica y motivadora siempre se exigirá un poco más a la disciplina siempre y cuando sean metas reales y alcanzables para evitar la frustración. Nunca olvidar que el éxito es axiomático.

De igual forma, lejos de creer necesario introducirnos en el mundo de las frases motivacionales, cuidar las intenciones y el mensaje que damos al hablar es muy necesario, sobre todo cuando lanzamos frases sarcásticas, muletillas o “pensamos en alto”.

Por último, no permitir que el niño se equivoque es una actitud nociva, por muy buenas que sean las intenciones. Con este hábito podemos transmitir al niño una sensación de sobreprotección o, radicalmente opuesta, de que es torpe y es por eso que necesita a los demás para que realicen su tarea por sencilla que sea o parezca. Quizás dejar que el niño se equivoque sea la piedra angular de todo esto que estamos hablando.