Calles abiertas para la infancia

La contaminación del aire tiene graves consecuencias para la salud de toda la población pero, especialmente, para grupos de riesgo como los niños y niñas. La exposición prolongada a un aire contaminado está directamente relacionada con las alergias o asma infantil. Además, la exposición a altos niveles de ruido se relaciona también con ansiedad y enfermedades cardiovasculares. Esta es la principal razón por la que cientos de iniciativas se unen al clamor de “Calles abiertas para la infancia”.

¿Qué es “Calles abiertas para la infancia”?

El pasado 6 de mayo, muchísimos colegios de toda Europa se manifestaron por la necesidad de que los entornos escolares sean seguros y limpios. Esta iniciativa de “Calles abiertas para la infancia” se suma otras muchas acciones que, desde hace tiempo, están remando en la misma dirección: la Revuelta Escolar, los bicibuses, los viernes en bici, etc.

Cabe dejar claro que la preocupación por la salud no es la única razón de las movilizaciones. También, la ocupación del espacio público por los coches impide el acceso de los niños a la escuela de forma segura. Asimismo, las ciudades son responsables de más del 70 % de las emisiones de gases de efecto invernadero. La urgencia de la crisis climática requiere una profunda transformación. El último informe del IPCC (El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) indica que se necesitan acciones urgentes para reducir el tráfico de coches en las ciudades, y promover la movilidad activa y compartida.

Acciones como “Calles abiertas para la infancia” pretenden llamar la atención de los responsables municipales para exigir cambios rápidos en el diseño urbano. Su finalidad: lograr que los centros escolares sean declarados áreas de específica protección en las futuras Zonas de Bajas Emisiones que las ciudades deben instituir antes de 2023.