Las ventajas de contar con un huerto escolar en los centros educativos

En la sociedad de asfalto y ajetreo, cualquier conexión que nos lleve a la naturaleza es un tesoro. Es por esto que los centros escolares están potenciando actividades al aire libre para promover nuevas habilidades, competencias y valores. De esta forma es como surgen los huertos escolares, donde los pequeños aprenden a preparar el terreno, abonar la tierra, sembrar las semillas, regar y, por supuesto, recolectar.

Los beneficios del huerto escolar

Muchos expertos señalan que los beneficios que aporta trabajar la tierra desde edades tempranas son incontables. En primer lugar, desarrollar habilidades como la constancia, paciencia, responsabilidad y un largo etcétera. Además, con estos huertos, los escolares aprenden a concienciarse sobre la procedencia de los alimentos que consumimos y, por ende, sobre el cuidado del medioambiente. De igual forma, esta actividad ayuda a fomentar hábitos de vida saludables, tanto por el ejercicio físico para realizar las tareas como por la impulso a consumir las frutas y verduras de temporada.

Reflejo en los estudios

Por otro lado, si nos centramos en un ámbito meramente académico, el huerto fomenta distintos tipos de aprendizaje que pueden aprovecharse en las materias del currículo académico. Con esta actividad, según indican los estudiosos del ámbito, se promueve el aprendizaje contextualizado y significativo, la estimulación de los sentidos, además de la importancia de la higiene y limpieza.

Ciertamente, una muestra de cómo se traslada lo que se aprende en el huerto a las matemáticas, por ejemplo, puede ser con el cálculo de los litros de agua necesarios para regar el huerto. En cambio, si nos vamos al área de las Ciencias Naturales, descubrir los nombres y tipos de plantas y cómo se crea el compost puede resultar de gran ayuda, así como aprender sobre los distintos tipos de cultivos y cómo fueron evolucionando a lo largo de la historia.