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06 de noviembre del 2022. 12:04
¿LEEN NUESTROS JÓVENES?
Los datos exponen que el apego por la lectura cae de forma drástica entre los 15 y los 18 años.
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¿Nuestros niños y adolescentes están interesados por la lectura? Esta es una pregunta que lleva años resonando en la mente de padres, madres y docentes. Los jóvenes, cada vez más, se apartan de los libros y se sumergen en los dispositivos móviles. Ante este panorama, muchos expertos se cuestionan si, desde las aulas, se fomenta de forma correcta la lectura.
El hábito de lectura en nuestros jóvenes
Los datos exponen que el apego por la lectura cae de forma drástica entre los 15 y los 18 años. El porcentaje de lectores frecuentes baja 24 puntos en ese segmento de edad respecto a los de 10 a 14 años, pasando del 77% al 53%, según los datos transmitidos por la Federación de Gremios de Editores de España en el último lustro. Lo peor de todo es que pocos de los que dejan de leer en esa etapa vuelven a hacerlo después.
¿Por qué no leen nuestros jóvenes?
Este desinterés se atribuye habitualmente a la dinámica de la adolescencia, a la competencia que representan los móviles y ordenadores y a la carga académica de la secundaria. “Jóvenes y Lectura 2022” es un estudio elaborado por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez. En él se trata de indagar, mediante encuestas y entrevistas a adolescentes, docentes y personal de bibliotecas, en las causas que llevan a los adolescentes a separarse del hábito lector.
Una de las conclusiones que más llaman la atención es que los propios jóvenes ponen el foco en las lecturas propuestas desde la escuela. En lo que respecta al catálogo de lectura ofertada desde las aulas, la visión de los adolescentes es determinante: le atribuyen la capacidad de disuadir de la práctica de la leer.
¿Qué leen nuestros jóvenes?
En España, los departamentos de cada centro deciden el número de libros que sus alumnos y alumnas leerán. Y son los profesores los que escogen los títulos. Es habitual que los profesores de secundaria elijan como lecturas obligatorias para la etapa clásicos de la literatura universal. En general, estos generan un rechazo en los adolescentes. Y es que, a la dificultad de algunos de estos clásicos, se añade la etiqueta de “obligatorio”.
Muchos docentes intentan actualizarse del catálogo clásico e incluir lecturas contemporáneas que permiten a los estudiantes encontrarse en ellas. Siendo en cualquier caso el objetivo de los docentes el crear un interés por la lectura y que estas “lecturas obligatorias” lo sean menos. A pesar de esto todavía, afirman los expertos, queda mucho camino por recorrer para volver a fomentar la lectura entre los jóvenes.
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